Cómo el pop art ha cambiado el mundo
Para celebrar el lanzamiento de nuestra última colección cápsula, recordamos a varios revolucionarios del siglo XX
The British Museum Previews The American Dream: Pop To Present Exhibition, Carl Court © Getty Images
En 1952, siete años después de la guerra, todavía se pasaba hambre y frío en un Londres gris. Esto no pasó desapercibido para un enigmático grupo de artistas y arquitectos jóvenes, cada vez más hastiados de las tradiciones y convenciones de la Gran Bretaña de la posguerra. Entonces no lo sabían, pero estaban a punto de convertirse en revolucionarios. Este grupo dispar de hombres y mujeres descubrió la extraña conexión entre la apagada capital devastada por las bombas y los inicios de una vibrante sociedad consumista. De un modo antes impensable, empezaron a incluir estos anuncios nuevos y atrevidos en su trabajo. Había nacido el pop art.
«Como la mayoría se hicieron adultos después de la Segunda Guerra Mundial, estos artistas apenas sufrieron sus consecuencias», escribe Flavia Frigeri en Pop Art, publicado en inglés por Thames & Hudson. «Por el contrario, se dejaron llevar por el frenesí de las compras y el aluvión de imágenes de esa sociedad consumista que evolucionaba rápidamente». Estos artistas idolatraban la botella de Coca-Cola y la lata de sopa, se inspiraban en los famosos, los anuncios y la cultura de consumo. Eran irónicos y rechazaban lo convencional. Nada volvería a ser igual.
Puede que el pop art empezara con Richard Hamilton y Eduardo Paolozzi (los artistas), junto con Alison y Peter Smithson (los arquitectos), pero se convertiría en un movimiento mundial gracias a otros, como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, James Rosenquist y Claes Oldenburg. Aunque se inició en Gran Bretaña, al expandirse se vinculó principalmente con Estados Unidos. «El lenguaje del pop art se propagó pronto por todo el mundo», dice Frigeri. No solo transformó el arte, sino también el mundo en conjunto: se asentó en la cultura y cambió nuestra noción de la fama, la literatura y la moda.
Con el auge de los medios de masas en los años cincuenta y sesenta, el mundo se inundó de imágenes en la televisión, el periódico y el cine. Se hicieron universales de una forma nunca vista. El pop art hizo algo revolucionario con estas imágenes: les dio la misma importancia. Así, Mao y el Che Guevara se igualaron con el pato Donald y Mickey Mouse. «El pop art examina el mundo. No es una pintura de algo; parece ese algo», decía Lichtenstein.
© Claudio Tozzi. Fotografía por cortesía del autor. Claudio Tozzi, Guevara, Vivo ou Morto (1967). Tinta y pintura acrílica en tablero, 175 × 300 cm. Colección privada. Inácio Schiller Bittencourt Rebetez.
Lincoln Convertible de Gerald Laing (1964) muestra el asesinato del presidente Kennedy en 1963 de una forma antes impensable. Aquí, la historia y el arte se conectan, se mezclan y se transforman. El cuerpo de J. F. K. se compone de puntos coloridos. El fondo detrás del coche es un cuadrado verde. Sixteen Jackies, la obra de Andy Warhol de 1964 posterior a la de Laing, presenta imágenes repetidas de Jackie Kennedy, antes y después del asesinato de su marido. Ambos artistas ilustraron públicamente el dolor por este suceso para que el mundo lo viera. Hasta ese momento, las dos obras habrían sido impactantes para el público. Se habrían considerado actos de lesa majestad o, como mínimo, de mal gusto, pero así se mostraba la realidad en la era de la televisión. Si en la televisión se veían esas imágenes, ¿por qué no podían utilizarse en el arte?
© Christa Dichgans. Cortesía de la galería Contemporary Fine Arts de Berlín. Fotografía: Jochen Littkemann. Christa Dichgans. Weihnachten, Nueva York (1967). Pintura acrílica sobre lienzo con marco de madera. Colección privada. Galería CDC, Berlín
Este espíritu de reflejar el caos del mundo y convertirlo en arte se encuentra a veces en lugares inesperados. Una representante sorprendente del pop art fue la hermana Corita Kent, una monja católica. «Ante los sucesos violentos… Corita sintió que debía mostrar su angustia con obras serigráficas», escribe Frigeri. Hizo una especie de mezcla periodística con recortes de noticias, sobre la guerra de Vietnam y otros acontecimientos, y serigrafías en rojo y verde vivo.
A medida que este espíritu se enraizaba en la cultura, llegó inevitablemente a la moda. Hubo una sinergia con el propio arte. El ejemplo más significativo es el vestido de papel The Souper Dress, con las famosas latas de sopa repetidas de Andy Warhol, que se vendía por un dólar la unidad (algo menos de un euro). Era la pop art: arte y anuncios para el consumo de masas. El legado del pop art ha perdurado en la moda. Yves Saint Laurent hizo un desfile en 1966 con la colección Pop Art. En la actualidad, Nike y Vans tienen zapatillas deportivas con paneles tipo cómic de Lichtenstein. El pop art no solo ha influido en la moda en el pasado; también en el presente. Esa es una de las razones por la que hemos creado una cápsula inspirada en el pop art. Incluye los estampados Botany, Pop y Rushy, procedentes de la Design Library y reinterpretados por nuestros diseñadores. Es nuestro homenaje a esos artistas audaces.
Quizá el rey del pop art sea Andy Warhol, cuya casa en Montauk fue una de las inspiraciones de nuestra colección Atlantic Coast. Warhol creó la portada del plátano para el icónico álbum The Velvet Underground & Nico del grupo The Velvet Underground. También les dio la idea para la serie de actuaciones Exploding Plastic Inevitable en directo, donde se combinaba la música de The Velvet Underground con proyecciones de Warhol. En resumen, esto fue el origen de lo que ahora conocemos como las grandes giras musicales y retransmisiones en directo. Es muy conocida la afirmación de Warhol sobre los quince minutos de fama mundial para todos. Esto lo demuestran los múltiples programas de telerrealidad en todo el mundo, como Gran Hermano o Las Kardashian. Pocos movimientos de arte del siglo XX tienen una repercusión tan clara en la forma en la que vivimos ahora.
Con este binomio de información y consumo de masas, el pop art ha llegado a todos los aspectos de la sociedad. Lo banal impregnó el lenguaje artístico. El pop art era una parodia sarcástica e ingeniosa del consumismo. Y nos gusta.
El libro Pop Art, de Flavia Frigeri, está publicado ahora en inglés por Thames & Hudson.