El paisajismo es una de las numerosas artes que han dominado los italianos, según Tabi Jackson Gee, paisajista y fundadora de TJG Gardens. «Creo que, dada la necesidad de protegerse del sol, los jardines italianos son mejores en la distribución de las luces y las sombras. Sentarse bajo una pérgola cubierta por glicinia cuando estás de vacaciones genera una sensación muy especial, que no creo que se pueda sentir en ningún otro lugar», comenta.
Jackson explica que existen ciertos rasgos que caracterizan a los jardines de la Toscana, y a los de Italia en general. «Los jardines italianos han sido, tradicionalmente, grandes e imponentes. El color se utiliza con brochazos generosos para aportar dramatismo, pero la mayoría ponen el acento en árboles y arbustos de hoja perenne que se podan y moldean. Los senderos amplios conducen hasta elementos con agua, pérgolas y grutas artificiales con mucha fantasía. Estaban dispuestos sobre ejes con una arquitectura geométrica. Y, por supuesto, la presencia de dioses romanos es enorme».
Esta combinación de fantasía y orden ha servido de inspiración a escritores y artistas desde hace siglos. Edith Wharton, la gran novelista estadounidense de la Edad Dorada, aun habiendo conocido el esplendor del Nueva York de principios del siglo XX, se quedó tan prendada de la belleza de los jardines italianos que escribió un libro sobre ellos. Más recientemente, han servido para ambientar innumerables películas de forma profusa y evocadora. Piensa en la Villa di Geggiano de Siena, que aparecía en Belleza robada de Bertolucci, o en cómo Luca Guadagnino hizo famoso el jardín de Elio en Call Me By Your Name (que en realidad se llama Villa Albergoni).